Majorero

 

Información general:
Especie: Perro. Nombre más común (idioma abreviado entre paréntesis): Perro majorero Clasificación taxonómica: Raza
Estado actual de domesticación: Doméstico Principal localización en el país: A pesar de que en la actualidad está difundido por todo el archipiélago, su localización originaria y tradicional es la isla de Fuerteventura.
Principal uso: 1.Perro pastor. 2.Guarda. 3.Mascota.
Población:
Año de obtención de los datos: 1997
Población total: 500
Datos de población basados en: Estimación
Número total de hembras usadas en reproducción: 300
Tendencia de la población: Incrementandose.
Porcentaje de hembras criadas en pureza (acopladas con un macho de la misma raza): 90%
Morfología:
Peso de los machos adultos (media, Kg): 30-45
Peso de las hembras adultas (media, Kg): 25-35
Altura a la cruz de los machos adultos (media, cm): 57-63
Altura a la cruz de las hembras adultas (media, cm):55-61
Características externas: Talla media, es un perro fuerte y compacto. Grupa elevada. Color: Gris, colores oscuros, normalmente con rayas.
Origen de la raza:
Origen: Perros prehispánicos.
Libro genealógico/registro establecido: Si
Libro genealógico/registro establecido en (año): Abril de 1994.
Organización encargada de la raza: Club Español del Perro Majorero. C/ D. Pio Coronado, 65. 35012 Las Palmas de Gran Canaria
Cualidades particulares de la raza:
Adaptabilidad a un ambiente particular: Está bien adaptado a terrenos volcánicos.
Otras caracteristicas especiales: Son animales muy rústicos con un instinto muy desarrollado para cuidar a cabras, ovejas y vacas. Son muy utiles para ganaderos y son muy usados. Son animales muy leales a sus dueños.

Sin entrar en comparaciones con lo que pueda ocurrir en el caso de otras razas, en la del Perro Majorero, al tratar de referirse a cualquiera de sus aspectos, se ha de comen zar por aludir a la isla de donde se tienen referencias de su secular presencia y, donde, sin la menor duda, se ha conservado mantenien do una línea, y, sobre todo, un comportamien to, que lo distingue entre otras razas afines. De Fuerteventura se ha de sintetizar mucho la descripción porque, aunque a primera vista no lo parezca, son abundantes sus recursos, tanto físicos como humanos, es variada la serie de singularidades que la adornan en una su perficie aparentemente yerma, reseca, solitaria.
La Isla tiene 1.659,71 Km2, es la segunda en extensión del Archipiélago Canario, tiene al norte y entre Lanzarote, el islote de Lobos, de 4,38 Km2; es llana, el punto más elevado se encuentra en el sur, Jandia, 807 metros; tiene 108 kilometros de largo y está a menos de 100 de Africa.
En sus llanuras se alternan los coloridos de sus distintas formaciones, imperando por zonas las volcánicas, el «malpéis'>, como le llaman, tierras rojizas donde construyen las gaviasespecie de embalses someros defendidos por pequeñas elevaciones en sus bor des donde se remansa el agua para, al absorberla la tierra, realizar las plantaciones llegando a ser tan productivos sus feraces te- rrenos que fue denominada «granero de Canarias». Por falta de altura no es afectada por el ah- sio, son escasas las lluvias, aunque el viento fresco impide las altas temperaturas. En su flora se presentan los palmares, los tarajales como masas arbóreas y profusión de arbustos y plantas, taibas, cardones. ahulagas, vero- des, salados y, entre otras propias, la muy especial del cardón de Jandía, convertido hoy en símbolo de la isla. Fuerteventura es un reservorio de la Naturaleza, y en particular, de la avifauna: cuenta con la tarabilla, uno de los pájaros endémicos de Canarias, la hubara, el corredor, la ortega, alcaraván, halcón de Fleonor, guirre o alimoche, ladértidos y una ardilla, la Atiantoxerus getulos, lamentablemente introducida.

BREVIARIO HISTÓRICO Desde los tiempos aborígenes, el pastoreo fue una prioritaria dedicación que hoy sigue siendo una de sus fuentes principales de la economía, sobresaliendo así mismo la agricul tura, el tomate como primer fruto, y la pesca, con el más reciente capítulo: el turismo, que supone su mayor fuerza económica. La agricultura, escasa de regadio y mas de secano y la ganadería asientan en el medio rural a una buena parte de la poblacion mas vieja que ha venido conservando celosamente las tradiciones y sus medios fundamentales de subsistencia, sus útiles y sus animales. Asi, de inmediato, aparece el Perro Majo rero, casi con las mismas funciones que tuvo en tiempos pasados, de la que sólo una ha sido, si no erradicada, sí contenida: el usarlo «para defender al hombre del hombre». Hay que remontarse entonces a las múltiples citas históricas de invasiones, piratería, etc., que sufrieron sus moradores; se hace obligado insistir en la escasez de montañas y de grandes bosques para comprender cómo su defensa mayor fue la de escabullirse en las cuevas de las masas lávicas, el defenderse en las extensas planicies por sus habilidades en correr sobre el pedregal usando palos y piedras para atacar a su vez y, con ellas, el auxiliar del pastoreo: el perro. Los aborígenes aportaron a las Islas cuatro animales domésticos: cabra, oveja, cochino y perro. Se deduce que en una nueva tierra se adaptaran, pero siguieran usando sus aperos y, sobre todo,
sus animales, fuente de supervi vencia muy valiosa, junto a una primaria
agri cultura. El perro, fiel guardián, eficaz colabora dor en el pastoreo y,
llegado el momento, también en la caza. Está demostrada, pues, la
existencia de esos animales en las Islas antes de la conquista pero,
lamentablemente, pocas son las alusiones al mismo o a otras especies,
cosa nada extraña cuando los cronistas o sim ples amanuenses que
escribían al dictado de los que sí sabían leer y si sabían lo que deseaban
narrar, no se dedicaron a estudiar, rela tar, describir con detalle la vida y
forma de ser del hombre que habitaba el Archipiélago. De ahí que no se
deba entrar en disquisi ciones y menos en afirmaciones que pormeno ricen
la presencia, entrada, cruces, etc., de las razas, no sólo caninas, sino de
otros animales antes y después de la conquista, mayormente, a partir del siglo XV. La realidad es que el Perro Majorero se conservó en esa singular Isla llena de valores, misterios y, para nosotros, hasta de filosofía vi tal que permitió a don Miguel de Unamuno, cuando de hecho se le desterró a ella, tropezar en vida con lo que era parte de sus pensa mientos y así lo recogió en interesantes textos. La presencia del perro en las Islas después de la conquista origina distintas medidas represoras que llegan a extremos de obligar a sacrificar los perros, en particular los de presa y guarda, recogidos en acuerdos de los cabildos, en Tenerife y en Fuerteventura, a partir de los siglos XVIy XVII.
No se puede descartar la posibilidad de mezclas con perros traidos por los españoles, cómo antes pudieron hacerlo los navegantes que visitaban las islas, de Europa o Africa. El reputado historiador grancanario, Néstor Ala mo, nos facilitó unas referencias que aludían a la presencia de los perros de guarda en la Casa de los Coroneles, en la Cuya, al norte de la Isla, «perros del país», se decía, que se solta ban por la noche para las tareas de vigilancia. La importancia de estos perros se refleja en la existencia de una «Casa de los Perros», ubi cada en el caserio cercano a la Casa de los Coroneles, con personal dedicado exclusiva mente a los canes. Se cita que entre los siglos XVII y XVIII se importaron ejemplares de perros de Berbería, fortaleciendo la raza originaria para defenderse de los saqueos de berberis cos y ataques de piratas. Si todos estos datos, apuntes o referen cias admiten nuevos aportes, si todavía es mucho lo que hay por descubrir y describir en la Isla de Maxorata, donde hay petroglifos que no se han terminado de traducir, en lo que convergen todos los aficionados, investigado res y estudiosos de esta raza es de que su antigúedad es de varios siglos, que sus caracte rísticas físicas principales se han mantenido pese a abandonos, sobre todo por las terribles épocas de hambre que ha vivido la Isla, cuando no de marginación, y que ese perro ha con servado su comportamiento aun variando las circunstancias en su utilización.

APUNTES PARA EL PATRÓN O ESTÁNDAR DE LA RAZA
Estando actualmente en estudio su apro- bación, este capítulo se limitará a ofrecer alguna medidas o características que son contenidas en las propuestas pues existe una generalizada coincidencia, sólo cuestión de matices fáciles de superar o, cuanto menos, sin motivar serias controversias. En la década de los setenta «Solidaridad Canaria» ofrecía ya unas propuestas, como también «ASCAN», obtenidas por experiencia en la cría la primera y la segunda, por obser vaciones y estudios en campo, y con criadores, pastores, etc., en Gran Canaria y Fuerte ventura respectivamente. Las propuestas de la Sociedad de Fuerteventura se basaron en la observación de perros y en la importante labor de reproducción que iniciaron, con apoyo oficial del Cabildo Insular que, al fallarles truncó lo que era una importante y popular tarea. Una fecha clave fue la del 21 de abril de 1979 al celebrarse la que puede estimarse «Exposición Monográfica del Perro Majorero», en Gran Tarajal, Fuerteventura, a la que se lleva- ron muy buenos ejemplares, entre otros el que sería afamado, Mandarrias, que fue considera do prototipo de la raza. Con las anotaciones y datos que existían con anterioridad y que se aportaron y con las medidas y observaciones realizadas en esa «Expocan», los que participaron en el examen: Valentin Alvarez Pérez, presidente de la R.S.C. Canina, Montserrat Ri fé Bartran, delegada del Ministerio de Agricul tura, Augusto Fierro Alvarez, presidente de la 5. Canina de Canarias y Evaristo Sanlíehí Piera, presidente de la R.S.C. Cataluña y juez Internacional, elaboraron un «Ensayo de descripción de las características del Majorero». De este Ensayo y de posteriores propues- tas o estudios se entresacan los aspectos en que se puede considerar hay general coincidencia.

Vitola
Así se suele llamar en Fuerteventura al as pecto externo, a la estampa del
perro que es, la de un perro medio, casi cuadrado, de grupa un poco más
alta que la cruz, recio, vivaz, atento o paciente bajo el sol o la lluvia, siempre
dispuesto a la acción. Cabeza más bien pequeña, pecho ancho y profundo,
andar alegre, al trote o cansino marcando el paso del pastor o acompañante,
más dado al silencio que a la ladra, ésta como normal recurso estando
amarrado o suelto como advertencia al extraño de estar acercándose a sus
dominios. Noble, tenaz defensor de su dueño o propiedad. Particular forma
de echarse de lado. Su aspecto general, sus brillantes ojos y atenta mirada.
conforman una atractiva figura.

Cabeza
Ancha, pequeña en proporción al cuello, frente algo inclinada. Hocico de perfil
algo acuchillado, ni puntiagudo ni romo. Nariz negra. Labios más bien finos,
pigmentados, recogidos. Dentición potente, completa, mordida en tijera.

Ojos
Más bien ovalados, no muy pequeños, que al mirar atentamente se agrandan como redondeados y destaca, y más si hay mucha luz, el color avellana, almendra o castaño con matices que llegan al casi amarillo y marron.

Orejas
Inserción alta y atrasada, más arriba del nivel de los ojos. Con una especie de doble pliegue: al principio casi desde su arranque, enseñando los orificios de los oídos y el otro pliegue como doblez de la punta o lóbulo. Hay instantes en que las levantan un poco, por el viento o la atención, sin envelarías. Si las abren, las extienden hacia los lados. De estar tensos o si son halagados las ajustan a la ca beza por lo que apenas se les ven, originando esa silueta en que no aparecen vistas de frente o lado.

Cuello
Característica inconfundible: potente, ancho, triangular, sin papada y de fuerte musculatura.

Pecho
Costillar redondeado que termina en amplio y profundo pecho. Cuello, cabeza y pecho forman un conjunto frontal armónico y preparado para cualquier contingencia, sin ofrecer facilidades de agarre a un perro atacante. En cambio, es ahí donde posee su poder de agarre, con esa cabeza y cuello que funciona de forma similar a unos alicates, poca boca, mu cha fuerza atrás y con buen apoyo en sus firmes y rectos miembros delanteros.

Tronco
Potente, ligeramente más alto de grupa a cruz y algo más largo que alto dando la impresión de ser cuadrado.

Cola
Gruesa, inserción más bien alta. Se le suele sacar la rebuja admitiéndosele la amputación de la última vértebra y como máximo de las dos últimas. En reposo no pasa del corvejón. Movimiento lateral con ligero enrosque al bandearía.

Miembros delanteros
Bien aplomados, rectos. Codos pegados al cuerpo. Uñas negras y blancas, de ser calzados. «Uñas de aire». Pie de gato, de resistente almohadillado.

Miembros traseros
Aplomos rectos, ángulos abiertos, «uñas de aire» con distintas formas, rectas, en espolón, en círculo, llamadas anillas. Sencillas o dobles. Pies de gato.

Color y pelo
Piel fuerte, gruesa, lisa. Pelo liso, sedoso, a poco de atendérsele, brilla. Tamaño medio tendiendo a corto. Algo más largo en la parte posterior de los muslos y parte baja de la cola. Sobre el color hay coincidencia en los funda mentales: atigrado o con franjas, se dice popularmente en Fuerteventura «Iagartiao» de blan ca, verde, etc. Las tonalidades son las clásicas: bardina, verdosa, oscura, gris o más claros y hasta amarillentos en ejemplares que normalmente son del sur, donde hay más jable que masas lávicas o «malpéis», quizá por mi- metismo. Las manchas blancas aparecen en algunos ejemplares en determinadas partes del cuerpo como admisibles: en los pies y algo más arriba (son los calzados), en la punta de la cola, en el pecho («collalbos» o «corbatos»); los más raros son los que la mancha blanca les rodea el cuello (acollarados). En la cara, más bien obscura, puede tener una pequeña línea blanca, en triángulo que parte tras la nariz, pudiendo ascender en medio de los ojos hasta llegar a la cabeza.

Marcha
Trote elegante, frontal, suave al sustentar- se en unas bien fortalecidas almohadillas. Cuando corre se estira y se tiende un poco, lanzándose en recto a su objetivo como es el caso de «tocar» el ganado. Al ser mandados, los hay de potente arrancada y otros más parsimoniosos, pero que terminan en veloz carrera.

Medidas
Las principales son, de 62 a 64 cm los machas y 55 a 62 cm las hembras de alzada a la cruz. Hay algunas diferencias, nada acentua das, en las propuestas que se han confeccio nado pero con una base coincidente en que las tolerancias, habida cuenta de la ya confiurada línea del perro, han de ser proporcionales.

Defectos
Hay algunos bien definidos y otros que se han de calificar, existiendo coincidencia en los encuadrados en:
Leves: Espalda recta.
Graves: Prognatismo. Cuerpo alargado. Falta de uno o dos premolares. Orejas sin plie gues, triangulares, en punta o enveladas. Miembros con aplomos no rectos.
Eliminatorios: Acentuado prognatismo, in- ferior y superior Falta de un premolar que no sea el Pl. Manchas blancas no toleradas. Cola enroscada sobre el dorso. Ausencia del atigrado. Ejemplares monórquidos y criptórquidos. Orejas rectas. Falta de carácter o temperamento, ser temeroso.

EL PERRO, NOMBRES Y HOMBRE
Si el reconocimiento ha tardado, 1992 pue- de ser el año del Perro
Majorero. Can mediano, atigrado, elegante, duro, leal, valiente, un
tanto desconfiado pero no traicionero, con pautas de conducta bien
definidas, histórico, imbricado en la vida aborigen en lo cotidiano y
en lo religioso o mitico, cuya presencia se reflejó en los distintos
términos que tuvo en el habla desaparecida y que se tradujeron en
varias formas, como CANCHA, CUNA, GUCANCHA, IRNENE y
TIBISENAS o TOBOCENAS (el demonio en forma de perro), que
convivió con unos hombres que se describen, como «...
proporcionados... c< que se precia- ban de llamarse Altihay, valientes
Gente que, por circunstancias diversas, se ha destacado por ser recia,
cauta, sobria, guardadora de un importante acervo histórico, en útiles
y hábitos, en artesanía como en canto y baile, hospitalarios. Gente de
bien. Sí, siguiendo a Konrad Lorenz se podría hacer un paralelismo entre el hombre majorero y el perro que secularmente le ha acompañado.